Existe un lugar donde las flores esperan (im)pacientemente para convertirse en amor, consuelo o perdón; emociones libres y complejas que sólo pueden traducirse con ramos bellos y silvestres.
Lo habita un ser libre, natural y profundamente emocional que con caminar pausado y mente en calma, deja que las flores le susurren el rumbo.
Todo lo que sientes dilo con flores.